Política
La prefecta de Cotopaxi respondió con firmeza, profundizando la fractura entre exaliados y detractores históricos.
Por Alexander Calero
Actualizado: 20 de noviembre de 2025

Rafael Correa y Marcela Aguiñaga en imágenes de archivo que reflejan la tensión política generada tras la reunión interinstitucional en Guayaquil.
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Rafael Correa retiró públicamente su respaldo a Marcela Aguiñaga después de que ella participara en una reunión oficial con Lourdes Tibán, prefecta de Cotopaxi, y Aquiles Álvarez, alcalde de Guayaquil. La cita se desarrolló en la sede municipal como parte de los trabajos de la Mancomunidad de la Cuenca del Río Guayas, donde autoridades de varias provincias coordinaron proyectos regionales.
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Correa reaccionó a través de su cuenta en X, afirmando que la reunión era “indigna” y señalando que Luisa González “tenía razón” en sus críticas hacia Aguiñaga. El expresidente aseguró que, tras este encuentro, “será el primero en oponerse a la reelección” de la prefecta del Guayas.
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La reunión no tenía un carácter político partidista, sino institucional, pero la presencia conjunta de Tibán y Aguiñaga detonó un conflicto interno que ya venía escalando desde hace meses.
Lourdes Tibán responde: “No vine a complacerlo, vine a trabajar”
Lourdes Tibán —una de las críticas más fuertes de Rafael Correa durante su gobierno— reaccionó con dureza a los comentarios del exmandatario. En declaraciones públicas, aseguró:
“Si está cabreado o dolido, me tiene sin cuidado. Yo vine a trabajar, no a complacerlo.”
Tibán enfatizó que su presencia en la reunión con Aguiñaga y Aquiles Álvarez tuvo como único objetivo fortalecer la coordinación interprovincial, y no generar conflictos políticos.
La prefecta recordó los largos antecedentes de confrontación con Correa, especialmente por temas indígenas, denuncias sobre criminalización de la protesta y acusaciones pasadas que marcaron una ruptura total entre ambos.
Antecedentes: una rivalidad histórica entre Correa y Tibán
La tensión entre Rafael Correa y Lourdes Tibán no es nueva. Durante el correísmo, Tibán fue una de las voces más duras contra el gobierno, denunciando abusos, persecución y atropellos a los derechos de los movimientos indígenas.
Correa, por su parte, la descalificó en múltiples ocasiones, convirtiéndola en una de sus rivales políticas más visibles.
La reunión con Aguiñaga reactivó esa rivalidad, pero esta vez con efectos directos dentro de la Revolución Ciudadana.
Aguiñaga en medio de la fractura interna
Marcela Aguiñaga ha mantenido una disputa abierta con Luisa González, presidenta de RC, por la conducción del movimiento y los resultados electorales obtenidos en 2025.
Correa, quien antes había criticado a Luisa por sugerir que Aguiñaga no debía ser candidata a la reelección, ahora dio un giro total y respaldó la postura de González.
Esto dejó a Aguiñaga prácticamente sola en la cúpula del movimiento.
La prefecta había defendido su reunión con Tibán y Álvarez asegurando que el trabajo interinstitucional debe estar por encima de banderas políticas, pero Correa consideró que ello compromete la identidad del movimiento.
RC se prepara para una convención decisiva
La Revolución Ciudadana realizará en enero una Convención Nacional en la que se definirá el futuro del movimiento y se escogerá al sucesor de Luisa González.
El único nombre mencionado hasta ahora es Felipe Vega de la Cuadra, considerado uno de los cuadros más cercanos a Correa.
La fractura generada por el caso Aguiñaga podría influir directamente en la reorganización del partido.
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