Ecuador
Tras la ola de delincuencia que se vive en el Ecuador, se han registrado cientos de secuestros los últimos meses como manera de extorsión. Unos salen con vida, y otros lamentablemente no. Solo en lo que va del 2023, la Policía asegura que 65 secuestrados han sido liberados con éxito a nivel nacional, pero también hay raptos que terminan mal.
Por Redacción
21 de julio de 2023
Tras la ola de delincuencia que se vive en el Ecuador, se han registrado cientos de secuestros los últimos meses como manera de extorsión. Unos salen con vida, y otros lamentablemente no. Solo en lo que va del 2023, la Policía asegura que 65 secuestrados han sido liberados con éxito a nivel nacional, pero también hay raptos que terminan mal.
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Tras la ola de delincuencia que se vive en el Ecuador, se han registrado cientos de secuestros los últimos meses como manera de extorsión. Unos salen con vida, y otros lamentablemente no. Solo en lo que va del 2023, la Policía asegura que 65 secuestrados han sido liberados con éxito a nivel nacional, pero también hay raptos que terminan mal.
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Tal es el que caso del empresario guayaquileño de 43 años que no tuvo éxito. Raúl Armando de la Torre Montoya, fue secuestrado hace más de un mes en Samborondón. Su cuerpo fue hallado sin vida a finales de junio, y recién el pasado 18 de julio su familia pudo reconocer el cadáver.
De la Torre Montoya era propietario de un plantel ubicado en la vía La Aurora (Daule) y fue secuestrado el pasado 30 de mayo por delincuentes vestidos como policías, quienes lo abordaron cuando se movilizaba en su vehículo, cerca del su establecimiento educativo.
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Los sospechosos lo secuestraron y mantuvieron por varios días. Pedían el pago de un millón de dólares para su liberación. No obstante, el cuerpo del empresario fue encontrado a finales de junio en Pascuales, una parroquia urbana de Guayaquil.
Raúl Armando, padecía de una enfermedad cardiaca y debía suministrarse medicamentos a diario. Lo tuvieron en una casa de Samborondón. Le dio un infarto y falleció el mismo día del rapto o al día siguiente, porque su cuerpo ya estaba en estado de putrefacción.
El empresario de 43 años vivía en la isla Mocolí (Samborondón) y se dedicaba a la importación y venta de objetos.
Por el momento, la Policía Nacional no ha informado sobre detenidos, ni detalles del caso.
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