¿Coincidencia o destino? ¿Por qué el asiento 11A salvó dos vidas?

El 11 de diciembre de 1998, un Airbus A310-300 de Thai Airways se estrelló al intentar aterrizar en Surat Thani, Tailandia, impactando contra una torre de control y terminando en un pantano. De los 146 pasajeros, solo sobrevivieron siete. Entre ellos estaba el cantante y actor tailandés James Ruangsak Loychusak, de 20 años en aquel entonces, quien viajaba en el asiento 11A.

27 años más tarde, el 12 de junio de 2025, un Boeing 787-8 de Air India que cubría la ruta Ahmedabad – Londres se desplomó segundos después de despegar, estrellándose contra una residencia estudiantil. Murieron más de 300 personas, excepto uno: Vishwash Kumar Ramesh, quien también viajaba en el asiento 11A.

“El detalle del asiento me provocó muchos escalofríos”, confesó Loychusak al enterarse de la coincidencia. Hoy, con 47 años, revive su propio accidente con nuevas preguntas en mente.

Aunque la ciencia y las estadísticas descartan cualquier significado místico, el relato del asiento 11A ha comenzado a circular como una historia que va más allá de la lógica, inspirando curiosidad y desconcierto en redes sociales y medios internacionales.

Los expertos no dudaron en pronunciarse y dieron a conocer que realmente no existe una evidencia que certifique que un asiento puede asegurar la supervivencia en casos como estos. sin embargo, Edwin Galea de la Universidad de Greenwich, quien ha estudiado más de 100 accidentes aéreos, considera que si hay una “regla de las cinco filas”, la cual consiste en sentarse dentro de cinco filas de una salida de emergencia aumenta significativamente las posibilidades de supervivencia.